El fotógrafo independiente Sergio Kowaleski y su colega de Clarín, José ‘Pepe’ Mateo, registraron con sus cámaras la secuencia del asesinato de Santillán en la estación de trenes de Avellaneda, aunque recién se publicaron de manera completa 48 horas después de los acontecimientos. Kowaleski entregó sus fotos a la organización Correpi y ésta las llevó al diario Página/12 para demostrar que la versión oficial –según la cual esas muertes habían sido el resultado de un enfrentamiento entre grupos piqueteros antagónicos- era una infamia. El diario Clarín tenía una secuencia similar registrada por Mateos, que también publicó recién dos días después.
La secuencia fotográfica muestra claramente a Santillán socorriendo a Kosteky que yacía baleado en el suelo. En esas imágenes se ve al comisario Alfredo Franchioti, el cabo de la bonaerense Acosta y el oficial Quebedo, ingresando a la estación, a Santillán haciendo gestos de clemencia, y luego huyendo ante la inminencia de los tiros, a los policías apuntando, a Santillán herido mortalmente y, después, cómo era arrastrado por los uniformados mientras se iba desangrando.
Cuando los policías entran en escena, le piden a Darío que se vaya, y mientras este se retira Acosta, en un acto de absoluta cobardía e impunidad, le dispara por la espalda, provocándole la herida que le causará la muerte.
El día posterior a la masacre, el título de tapa de Clarín fue “La crisis causó dos nuevas muertes” y como bajada “no se sabe quienes dispararon contra los piqueteros”. La crisis provocó dos nuevas muertes significa que no la causó ni la policía ni el gobierno, sino una realidad un tanto ajena a todos. Además de la secuencia que Mateos había captado el día anterior, sólo una foto fue publicada, en la que Darío yacía en el piso y el epígrafe decía: “Una de las víctimas mortales, en el piso de la estación Avellaneda. A la derecha, un policía llega al lugar. Los dos muertos recibieron impactos de bala, igual que otros siete de los heridos”.
El ocultamiento de la información por parte de los máximos fue responsabilidad de los editores políticos y fotográficos del diario,en nombres Julio Blanck y Diego Golberg, que escondieron la verdad hasta 48 horas después de los acontecimientos. Recién entonces revelaron la secuencia fotográfica que tenían en su poder apenas un par de horas después de los asesinatos.
En el documental de Patricio Escobar y Damián Finvarb, que titularon no casualmente “La crisis causó dos nuevas muertes”, se destaca el papel de los medios de comunicación en la Masacre de Avellaneda. Allí Laura Vales, periodista de página 12, cuenta que los periodistas comenzaron a recibir llamadas de voceros de Duhalde que afirmaban que la violencia se había producido por enfrentamiento entre piqueteros. De hecho, La nación tituló “2 muertos al enfrentarse piqueteros con la policía”, pero que otra cosa podemos esperar de este diario. No ocurre lo mismo con Clarín que tenía en su redacción la secuencia fotográfica y el testimonio de Mateos que expresaban claramente que Dario y Maxi habían sido asesinados por la policía. Sin embargó, Blanck y Golberg, afirman que en un primer momento no pudieron darse cuenta que esas fotos conformaban una secuencia y que ese día no tenían información suficiente como para afirmar que los asesinatos los había causado la policía, pese a todos los testimonios e imágenes que lo confirmaban. E incluso Blanck dice haber cometido un error con el título y se excusa diciendo que por lo menos no tomó la información del gobierno según la cual los conflictos se generaron por enfrentamientos entre los piqueteros.
Desde el gobierno se aseguró que hubo infiltrados y responsabilizó a los piqueteros por los incidentes. El mismo Anibal Fernández, salió por televisión el día de la Masacre diciendo que él sabía que se iban a producir incidentes porque tenía información de una asamblea que los piqueteros habían realizado previa al 26 de junio, en la que se había hablado de lucha armada y de un plan de lucha que, según él, no era más que “un cronograma de hostilidades”.
La mayoría de los noticieros televisivos compró la teoría del gobierno. El periodista del noticiero del en ese entonces canal Azul dice que va informar con la mayor objetividad que es la que aporta la cámara, muestra imágenes de la represión policial y sin embargo relata: “La primera línea de quienes se enfrentan con la policía son encapuchados con palos, la misma gente de siempre que el 19 y 20 de diciembre (se refiere al 2001) causaron destrozos en la ciudad”, y se pregunta “¿quién le paga a esta gente?”
Igualmente TN y Crónica sólo se refirieron a las “armas” que los piqueteros llevaban, no hablaron de represión, sino de enfrentamiento.
Por otra parte Adad muestra en su programa una fotográfica en la que se ve a Dario “yendo al choque con un arma en la mano”.
Pero, sin justificar ningún acto de violencia, cuando por un lado hay un desocupado con un palo en la mano, y por otro un policía entrenado, con caso, chaleco antibalas, escudo protector, armas y balas de plomo ¿existe realmente un enfrentamiento?
Con el tiempo a TODOS los medios sólo les quedó decir la verdad. Los responsables eran, otra vez, las fuerzas policiales. Sin embargo, durante varios años, en los siguientes 26 de junio, cuando se realizaba una manifestación para no olvidar a los caídos ese día, Clarín y otros medios continuaron titulando “Otra vez cortes piqueteros y caos de tránsito”.
El ocultamiento de la información por parte de los máximos fue responsabilidad de los editores políticos y fotográficos del diario,en nombres Julio Blanck y Diego Golberg, que escondieron la verdad hasta 48 horas después de los acontecimientos. Recién entonces revelaron la secuencia fotográfica que tenían en su poder apenas un par de horas después de los asesinatos.
En el documental de Patricio Escobar y Damián Finvarb, que titularon no casualmente “La crisis causó dos nuevas muertes”, se destaca el papel de los medios de comunicación en la Masacre de Avellaneda. Allí Laura Vales, periodista de página 12, cuenta que los periodistas comenzaron a recibir llamadas de voceros de Duhalde que afirmaban que la violencia se había producido por enfrentamiento entre piqueteros. De hecho, La nación tituló “2 muertos al enfrentarse piqueteros con la policía”, pero que otra cosa podemos esperar de este diario. No ocurre lo mismo con Clarín que tenía en su redacción la secuencia fotográfica y el testimonio de Mateos que expresaban claramente que Dario y Maxi habían sido asesinados por la policía. Sin embargó, Blanck y Golberg, afirman que en un primer momento no pudieron darse cuenta que esas fotos conformaban una secuencia y que ese día no tenían información suficiente como para afirmar que los asesinatos los había causado la policía, pese a todos los testimonios e imágenes que lo confirmaban. E incluso Blanck dice haber cometido un error con el título y se excusa diciendo que por lo menos no tomó la información del gobierno según la cual los conflictos se generaron por enfrentamientos entre los piqueteros.
Desde el gobierno se aseguró que hubo infiltrados y responsabilizó a los piqueteros por los incidentes. El mismo Anibal Fernández, salió por televisión el día de la Masacre diciendo que él sabía que se iban a producir incidentes porque tenía información de una asamblea que los piqueteros habían realizado previa al 26 de junio, en la que se había hablado de lucha armada y de un plan de lucha que, según él, no era más que “un cronograma de hostilidades”.
La mayoría de los noticieros televisivos compró la teoría del gobierno. El periodista del noticiero del en ese entonces canal Azul dice que va informar con la mayor objetividad que es la que aporta la cámara, muestra imágenes de la represión policial y sin embargo relata: “La primera línea de quienes se enfrentan con la policía son encapuchados con palos, la misma gente de siempre que el 19 y 20 de diciembre (se refiere al 2001) causaron destrozos en la ciudad”, y se pregunta “¿quién le paga a esta gente?”
Igualmente TN y Crónica sólo se refirieron a las “armas” que los piqueteros llevaban, no hablaron de represión, sino de enfrentamiento.
Por otra parte Adad muestra en su programa una fotográfica en la que se ve a Dario “yendo al choque con un arma en la mano”.
Pero, sin justificar ningún acto de violencia, cuando por un lado hay un desocupado con un palo en la mano, y por otro un policía entrenado, con caso, chaleco antibalas, escudo protector, armas y balas de plomo ¿existe realmente un enfrentamiento?
Con el tiempo a TODOS los medios sólo les quedó decir la verdad. Los responsables eran, otra vez, las fuerzas policiales. Sin embargo, durante varios años, en los siguientes 26 de junio, cuando se realizaba una manifestación para no olvidar a los caídos ese día, Clarín y otros medios continuaron titulando “Otra vez cortes piqueteros y caos de tránsito”.
fuentes consultadas:
- http://www.masacredeavellaneda.com/
- El documental: la crisis causó dos nuevas muertes
- http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=408810 (La Nación:27/06/2002)
Emitido el 27 de junio de 2009.